"Siempre he dicho. Tuve dos padres. Los que me engendraron y los que me criaron".
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Augusto Soriano, lado izquierdo, en una de sus
tantas jornadas de triunfo.
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El ganador de miles de “batallas” expiraba su
último aliento y se despedía de este mundo con su mente tranquila y en paz,
tras haber cumplido con lo encomendado por el ser divino. ¡Nadie puede con la
muerte!.
Pero, sabido es que algunos mueren para vivir.
Otros muertos en vida están. Pero, el “cachorro”, no ha muerto. Está vivo y se
siente su latido en el corazón de cada uno de los cañetanos. Está viva la
leyenda. Las anécdotas, los recortes periodísticos, las fotografías, sus amigos
que dan sus testimonios quedarán impregnadas en la historia del deporte
peruano.
Uno de los pocos ciclistas peruanos que arrasó con
todos los premios. Un ciclista que a pesar de sus ocho décadas de existencia,
le seguía dando al deporte de las dos llantas respirando los tiempos idos por
el Circuito Soriano de Cañete.
Pero, su más grande hazaña el subcampeonato
obtenido en la modalidad de ruta en febrero del año 1952 en Montevideo cuando
representó a la delegación peruana en el denominado Campeonatos 1951 que
organizó la Confederación Americana de Ciclismo en coordinación con la
Federación de Ciclismo de Uruguay."Siempre he dicho. Tuve dos padres. Los
que me engendraron y los que me criaron", confesaba en algunas de las
reuniones el grande de la birueda
Augusto, nació un uno de Setiembre de 1934 en el
fundo Compradores de Imperial en una humilde familia, engendrado por la pareja
Samuel Soriano y Elcira Torres Zegarra.
Todo indica que su vida ya estaba predestinada para
cumplir con la misión que le asistía en este mundo, tal como se observan en las
mismas series televisivas.
En circunstancias no tan claras, aflora la actitud
filantrópica de un ciudadano Vasco (España) Augusto Salazar Feliú, cuya esposa
Augusta Torres, no concebía tener hijos, y acuerdan adoptar la tutoría del ciclista.
Los nuevos padres de Augusto Soriano, se apuntan
como padrinos, crece en la familia, junto al recordado promotor ciclístico
Antonio Torres Balbuena “Gringo”, un huerfanito que ya formaba parte de la
familia.
Se casó con Doris Flores Vicente (QEPD). Tuvo
cuatro hijos: Rosario Del Pilar, Cristina Doris, Roxana Yeny y Augusto David
Jr, todos nacidos en Imperial.
¡Augusto Soriano, no ha muerto. Está presente entre
nosotros pedaleando por las calles de la provincia de Cañete.
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