La interculturalidad de los pueblos en la festividad de la Inmaculada Concepción en Santa Rosa de Hualcará
Hugo Villamarìn, quien en algùn momento se hizo presente
en el Festival Nacional del Arte Negro, demuestra que aùn
tiene calidad en la danza afroperuana
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La familia Candela Ayllón de la urbanización Santa Rosa de Hualcará, organizó por cuarto año consecutivo la festividad religiosa de la Santísima Virgen de la Inmaculada Concepción.
Fueron muchas las actividades que se desarrollaron a lo largo de la semana, culminando ayer con una danza de negritos de Chincha, encabezado por César Ballumbrosio.
César Ballumbrusio, quien toca el violín a la perfección y uno de los danzarines de primera, es el último de los 15 hijos del eximio de la música afroperuana Don Amador Ballumbrosio. Recuerda que junto con Hugo Villamarin, otro de los bailarines que lo acompaña en el atajo, estuvo presente en las “Bodas de Plata” del Festival Nacional del Arte Negro en Cañete, cuando fue invitado su extinto padre Amadro Ballumbrosio.
NUEVO RETO DE LA FAMILIA
César Ballumbrosio, en entrevista para "Vale un Perú", programa
de música peruana que dirige el compositor cañetana, Roberto
Lázaro, en Radio Ribereña de Cañete
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El compromiso de volver el otro año, no se deja de esperar. Y la familia que hace realidad esta festividad, con su mayordomo saliente Dr. Eduardo Candela Ayllón, promete superarlo. Incluso planea traer a la familia completa de los Ballumbrosio.
Si bien es cierto que el otro año, el cargo le corresponde a su hermana menor Rosa, pero, la familia en conjunto tiene el compromiso trazado por sus extintos padres (Zoilo y Felícita) de “poner el hombro” para continuar con la tradición.
Todo empezó hace cuatro años cuando el profesor Zoilo Candela Sánchez, construyó una pequeña gruta en su jardín, en muestra de retribución a la santa imagen “quien la concedió todo en la vida”.
Año a año la festividad crece. La familia se organiza, los fieles y devotos participan en los rezos, serenata, Misa de Fiesta, procesión, ágape y otros que ya es una tradición de la urbanización Santa Rosa de Hualcará.
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