miércoles, 6 de julio de 2011

Luis Quispe Cama presenta su nueva obra en aniversario de Cañete

INFIERNO EN MESA REDONDA
El escritor cañetano, Luis Quispe Cama, flanqueado por dos jòvenes amantes de la Literatura, anuncia la presentaciòn de su pròxima obra, Infierno en Mesa Redonda. Mientras tanto, le alcanzamos el pròlogo escrito por  el Dr. Josè Dulanto Santini como un adelanto.
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Escribe Luis Dulanto (*)
Para Thales de Mileto la esencia de la existencia se encuentra en el agua, de allí salimos, y por ende allí debemos terminar nuestra existencia, pues si seguimos la dialéctica de Albert Einstein, la existencia no es una recta al infinito, sino una circunferencia eterna.

Entonces se comprende la intención de Luis Quispe Cama de hacer perecer indefinidamente en el mar a Gervacio, el amigo íntimo de Huascarucho.
Ambos, Gervacio y Huascarucho, son naturales de Huangascar, Yauyos, y dejaron su tierra guiados por “las locas ilusiones” que cantaba Luis Abanto Morales.
Arribaron a Imperial “es un corazón”, y allí sus destinos se dividieron. Huascarucho quedó en casa de unos mecenas que le enseñaron electrónica, mientras que Gervacio “dejó su casa y se fue al mar.”
El agua atrajo a Gervacio, y trabajó como pescador en Cerro Azul, lugar donde se embarca a una faena de pesca de la cual no retornará jamás, atrapado en la dialéctica de Einstein de fluir eternamente en el círculo del tiempo.
Huascarucho, dolido e intrigado por la desaparición de su amigo, decide entrar en la vida que éste había tenido, y se enrola como motorista a bordo de una embarcación pesquera surta en Pucusana.
En la narración de las desventuras de Gervacio y Huascarucho en el mar, se adivina que Luis Quispe Cama es un gran conocedor de cuestiones náuticas y eléctricas, quizás porque él ha transitado por el mar, y porque ser electricista es su alter ego.
Pero Huascarucho, cuyo verdadero nombre es Pedro, no termina su vida en el mar, como lo hiciera Gervacio, sino que un día feriado es enrolado en el ejército.
Las fuerzas armadas de la Patria lo salvan de la persecución de Neptuno y su tridente.
Siendo recluta conoce a Rosa; ayacuchana y grácil ella; cuando frecuentaba el Coliseo Nacional, al son de “El Provinciano” cantado por Luis Abanto Morales.[1]
Rosa tenía una hermana, Gregoria, la cual conoce los goces del himeneo a través de concupiscentes relaciones a las que se entrega, seducida por un gamberro de féminas. Éste cobarde, incluso la induce al aborto, luego de embarazarla. Y el relato sobre como Gregoria defiende el fruto de sus entrañas lleva a Luis Quispe Cama a efectuar una exégesis del derecho Natural a la vida, defendiendo casuísticamente al nasciturus del que habla el artículo 1 del Código Civil del Perú de 1984.
Rosa, por su parte, se casa con Huascarucho, y de consuno ambos tienen dos hijos: Gloria y Jorge. La primera muere asfixiada dentro de un frigidaire en desuso, y el segundo queda como único hijo de la pareja.
Años más tarde, luego de esforzarse como empresario en Huancayo, Huascarucho decide instalarse en Lima, y llegado a ésta sale en busca de un local por Mesa Redonda, justo el 29 de diciembre del 2001, fecha aciaga en el calendario peruano, donde más de 500 personas quedaron calcinadas, entre ellas Huascarucho, a quien nunca identificaron, quizás porque se sublimizó y volatizó su cuerpo, o porque se volvió ceniza o polvo en el viento, en cumplimiento de la profecía del Génesis: “tu eres polvo y en polvo te convertirás.”
Huascarucho pues no puede escapar de la dialéctica eterna que informa Albert Einstein en su “Teoría de la Relatividad” y a su vez se pierde en el tiempo. Se escapó del agua, pero no del fuego, y murió calcinado, por culpa de Prometeo.
(*) Abogado cañetano quien hace el pròlogo a la obra.

1 comentario:

  1. bueno el escritor tiene una mente brillante ,m pero eso no le quita lo feo y viejo

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