Tú tienes tus aguas y yo el corazón
Si por estos días nuestra madre bienhechora, hace
sus travesuras, cerrando caminos, arrasando cultivos o enlodando cuanto haber a
su paso, no nos queda otra cosa que contemplarla, puesto que con la naturaleza
no se juega.
Las prevenciones, el grupo de contingencia y otros
adjetivos que siempre escuchamos, no funcionarán ante la ira de las turbulentas
aguas de uno de los ríos más importantes de la costa peruana.
A través del tiempo, el hombre, ha depredado
su defensa natural. Ha ganado su cauce. No ha tenido el más mínimo respeto en
edificar sus viviendas en lugares sumamente peligrosos cuando se
incrementa las aguas.
La terquedad prima a lo largo de la cuenca
hidrográfica. Los que están en zonas vulnerables para dejar el lugar a pesar
de las insistencias de los hombrecitos de Defensa Civil, les importa un comino.
Después llegan las lamentaciones cuando el río llega recuperar su cauce normal, arrasando todo a su paso, sin tener
contemplaciones a los inquilinos que al menos en esta temporada deben emigrar a
la parte alta.
En la actualidad, nadie respeta a la naturaleza. El
hombre se ha alejado por completo, contrario a los antiguos peruanos que hasta
le rendían pleitesía, no sólo al Río Cañete, sino a todas las cuencas porque
consideraban que era la base de toda cultura.
Hasta los incas cuando llegaron a Lunahuaná, le
rindieron culto. Construyeron su fortaleza en la parte alta (Incahuasi) por
respeto y retardaron la conquista cuatro años, puesto que conocían que "al
otro lado", existía una gran civilización.
Con la llegada de los españoles, los franciscanos,
se emocionaron y lo bautizaron como una criatura de Dios, siguiendo los
principios del Patrón de la Ecología, señalando que todo lo que existe a
nuestro alrededor es una maravilla creada por el omnipotente y se aposentaron
en Pacarán.
En nuestra era, por la década de los 60 durante la
visita del hoy santo José María Escriba de Balaguer, bautizó a estos lares como
"valle bendito", razón no le faltaba porque somos la envidia en
América Latina por sus productos del pan llevar.
Si ostentamos los títulos del "valle dorado de
la costa peruana", "valle bendito", "la perla del
sur", "la mejor agricultura" y otros, es precisamente gracias al
Río Cañete, sí... este río que por estos días hace sus travesuras causando más
de un dolor de cabeza a todos.
"Río Cañete, déjame pasar. Si te destruyen, no
tendrán perdón..", señaló en algún momento el Dr. Eduardo Pachas Napán en
clara defensa de nuestra cuenca que no debe ser malograda por intereses
mezquinos.(Wilfredo Cayllahua)
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