Fue creada un 30 de agosto de 1556 por orden expresa del rey Carlos V de España
Escribe Wilfredo Cayllahua León
Vista panorámica de la plaza mayor de San Vicente, capital de
la provincia de Cañete
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Nuestra provincia apaga hoy
sus 458 velitas de fundación. Fue el Rey Carlos V de España, quien por orden
expresa, crea un 30 de Agosto de 1556 la «Villa de Santa María» de Cañete.
Si bien es cierto que la fiesta pasa desapercibida, insípida, falto de organización y carente de criterio, sin embargo, esto no es óbice para rememorar el nacimiento de Cañete.
Debemos marcar la diferencia, de lo que es una «fundación española» y una «creación política», hechos históricos distintos que se dieron en esta parte del país.
Si bien es cierto que la fiesta pasa desapercibida, insípida, falto de organización y carente de criterio, sin embargo, esto no es óbice para rememorar el nacimiento de Cañete.
Debemos marcar la diferencia, de lo que es una «fundación española» y una «creación política», hechos históricos distintos que se dieron en esta parte del país.
Pero, este nuevo aniversario
debe servir de reflexión en nuestras futuras autoridades para no cometer los
gruesos errores que se observaron a lo largo de la gestión de María Montoya.
Estamos “ad portas” de un
proceso electoral, y es muy lamentable que los candidatos no plasmen una pizca
de propuestas en sus planes de gobierno para preservar nuestra identidad.
Si no conocemos el aspecto
histórico de nuestra provincia, difícilmente podremos tener una identidad para
hacer frente al resto de los pueblos que nos apuntalan.
Menos alcanzaremos el desarrollo y progreso de nuestra ubérrima tierra si no apostamos por la educación, la cultura y brindar la oportunidad a los jóvenes profesionales.
Menos alcanzaremos el desarrollo y progreso de nuestra ubérrima tierra si no apostamos por la educación, la cultura y brindar la oportunidad a los jóvenes profesionales.
Luis Quispe Cama, escarbando la historia de Cañete |
Es tiempo de abrir paso para
sentar base, dejando de lado los protagonismos baratos y las poses para el “feisbuck”
que abundan por estos días.
Tenemos todas las condiciones
para asumir el liderazgo, no sólo en la región sino en el Perú, puesto que es
un “valle bendito”, tal como le bautizara el hoy santo San Josemaría Escriba de
Balaguer en su visita a esta tierra.
Es recordar a grandes personajes como Hipólito Unanue, Juan de Arona, Enrique
Verástegui, Antonio Ruiz Tovar, Luis Quispe Cama… etc. genios que contribuyeron al mundo literario.
Es saber que somos sinónimo de
Carlos «Caitro» Soto, Ronaldo Campos, Jhony Al, Álvaro Morales, Susana Baca,
Martha Panchano y muchos más que pasearon su canto y el afro por el mundo.
Decir que «soy de Cañete», es abrir el pecho y al mundo gritar: «Tierra de ´Lolo´
Fernández, Héctor Chumpitaz, Rafael Asca, ´Walter Ormeño´, Herminio ´Chayja´
Campos, Camilo Bravo… hombres que dieron lauros al balompié inca.
Ser cañetano es defender su
riqueza marina, sus paradisíacas playas, su «frontera viva», sus
maravillosos ríos, sus monumentos históricos y restos arqueológicos.
Es desenterrar el «Jaqaru»
para conocer el presente, preservar su flora y fauna para asegurar nuestro
futuro, conservar nuestro medio ambiente rechazando las dádivas que "ofertan" las transtancionales.
Vivir en Cañete, es saber que
«Chuquimanco» no tuvo miedo al «revolvedor del mundo» Inca Pachacútec para
defender el valle del «guarco», postergando su conquista por cuatro años.
Se cañetano, es conocer los
encarnizados enfrentamientos entre chinos y afros provocados por los hacendados
a cambio de la «mano de obra barata».
Es saber, cómo los
«montoneros» cañetanos sin contar con municiones, volvían dementes a los
soldados del poderoso ejército invasor chileno que a gritos pedían a su
gobierno que «cesen la guerra».
Esto, es sólo un rasguño de
Cañete, Nos faltarían hojas para seguir escribiendo. Pero, es un compromiso
para continuar en la brega incendiando la pradera del conocimiento para
encontrar «nuestra identidad».
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